El precio de la gasolina y el diésel están alcanzando precios históricos debido a la inestabilidad generada por la guerra de Ucrania. El precio medio de la gasolina es un 29,9% más cara que en la misma semana de 2021, lo que se traduce en pagar 21,2 euros más por llenar el depósito. En el caso del gasóleo, el precio ha subido un 34,8% en el último año, lo que en dinero significa pagar 22,4 euros más por repostar 55 litros.
Ante esta realidad, cada vez es más complicado hacer frente al gasto de llenar el depósito, lo que podría llevar a los clientes a utilizar las tarjetas ofrecidas por las propias gasolineras para hacer frente al pago.
Lo que los usuarios desconocen es que, en muchos casos, estas tarjetas son las llamadas tarjetas revolving y esconden intereses usurarios que las empresas de carburantes no comunican con transparencia, lo que puede dar lugar a contraer grandes deudas muy difíciles de saldar.
Una vez identificada la situación, la única forma de resolverla es reclamar la tarjeta revolving a la entidad emisora para recuperar los intereses. Este trámite ofrece soluciones tanto por vía extrajudicial como judicial, con una tasa de resolución alta.
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